Es tiempo de vino en LaTiTa

Popularizar el consumo del vino ya desde el vamos con un precio accesible, que el vino no sea visto por los potenciales consumidores como un producto destinado a una elite, y que el ámbito de consumo sea propicio a diversos escenarios (no solo en la mesa formal del almuerzo o la cena) son tres objetivos planteados por los empresarios que en los últimos tiempos envasan y comercializan sus vinos en latas.  

La idea pasa por hacer llegar al mundo del vino a quien aún no lo bebe, o a quien aún no ha encontrado atractivo en consumirlo, dado por un amplio abanico de factores que merecerían otro artículo para analizarlos. Lo cierto es que el vino en lata vino para quedarse, y nada malo hay en ello.

Cuando a este tipo de envase - similar al de una cerveza o refresco - se le suma valor agregado, con una buena calidad de producto, packaging atractivo, y un marketing que comunique bien a quien se pretende llegar, el futuro se torna muy prometedor para los empresarios del sector que se han aventurado en esta cuestión de enlatar lo que tradicionalmente durante siglos se ha embotellado.

Y si bien el vino en lata se destaca entre los que mayor crecimiento de ventas y consumo ha tenido en los últimos años a nivel mundial, tiene un solo enemigo peligroso: el consumidor que cuando ve un vino en lata rechina los dientes y hasta parecería salirle un salpullido en la piel.

El impacto visual causado por un vino envasado de esta forma puede causar reacciones bastante negativas en los consumidores más puristas. Ahora, la pregunta es ¿por qué? Y la respuesta no es otra que: por puro preconcepto!

La imagen de que un vino de calidad deba ser embotellado en envases de 750 ml. y deba ser servido con cierto ceremonial en copas adecuadas, parecería ser el "ideal" que muy buen porcentaje de consumidores tradicionales solamente acepta. Pero muy lejos de esa imagen, otras alternativas a la típica botella de tres cuartos comienzan a ganar terreno entre nuevos consumidores.

Mal asociado a una dudosa calidad, el vino enlatado apareció en el mercado mundial hace ya unos cuantos años, si bien ha tardado un poco más en ganar cierta notoriedad por estas latitudes sudamericanas. Sin embargo, todo llega, y Uruguay no es la excepción a esa regla, más que nada desde hace cerca de un año cuando las jóvenes enólogas y sommeliers Valentina Uranga y Alejandra Trabazo lanzaron al mercado sus vinos made in Uruguay enlatados bajo la marca LaTiTa Wines.

Se trata de tres versiones de vinos finos (sí, con la misma calidad que habitualmente se destina a embotellar como VCP) entre los que se cuentan un blanco varietal de Viognier, un rosado de Tannat, y un tinto de Cabernet Franc que tiene contacto con roble. El slogan adoptado para comunicar el producto por las enólogas creadoras de la marca es "Como el de la botella, pero en LaTa!", frase que le hace justicia al muy buen producto que llega al consumidor en latas de 330 ml.

El material de las latas es aluminio y poseen un recubrimiento (película protectora neutra) interior que evita el contacto directo del líquido con el metal, no interfiriendo así con la excelente expresión frutal de los aromáticos, frescos, y muy equilibrados productos. Tres vinos que, además de presentar ventajas y practicidad a la hora de ser transportados y del consumo propiamente dicho (no requieren de un descorchador, ni siquiera de una copa) y que también por su estilo, al decir de los americanos "easy drink", son fáciles de armonizar con gran variedad de bocados, picadas, y platos.

Para finalizar, pido prestadas las palabras de un colega (con las que coincido) que hace algún tiempo escribió al referirse a los vinos en lata: "los prejuicios visuales nos hacen valorar las cosas antes de probarlas, para bien y para mal. Y ya que los vinos en lata están ahí, pues ahora es el momento de probarlos."

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Consultas y ventas de LaTITa Wines: Celular 093 895 130

Texto: Sommelier Daniel Arraspide

Fotos: Gentileza LaTiTa Wines