Giménez Méndez elabora un bello Marselán bajo su marca 100 Años Reserva Familiar

20.12.2022

Es una de las variedades tintas que mayor crecimiento en hectáreas cultivadas viene presentando en los últimos años en Uruguay. Es también el vino tinto que - como alternativa a otros más clásicos - es buscado por el nuevo consumidor, y hasta por el de siempre. Lo cierto es que el Marselán cautiva con su vibrante color, seduce con su perfume fragante, enamora al primer sorbo, y deja un recuerdo aterciopelado en el paladar que lo hace único.

Dentro de una gran oferta de varietales (y algún blend) el abanico de etiquetas de Bodega Giménez Méndez se reparte entre una gran diversidad que pasa por blancas como Sauvignon Blanc (seguramente una variedad en las que, como productor, más se destaca) Chardonnay, Viognier, y por las tintas Pinot Noir, Merlot, Carmenere (que utilizan solo para corte) Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Malbec, Touriga Nacional, Petit Verdot, Arinarnoa, y por supuesto Tannat, otro de los destaques de la bodega productora con sede en la ciudad de Canelones y viñedos repartidos en diversas zonas del departamento homónimo y en Montevideo.

Es bueno recordar cuando, hace más de una década, el propio Michel Rolland - al recibir una botella del célebre Luis A. Giménez Tannat, al degustarlo - expresó "Sin dudas el mejor Tannat de Uruguay que he probado".

Y como el mercado - tanto local, como exterior - es dinámico, con las sabidas tendencias de consumo, modas, y hasta vaivenes económicos marcando y influenciando, la empresa gerenciada por la Sra. Marta Méndez siempre está apuntando a mostrar lo actual, lo nuevo, lo que el consumidor valora, sin descuidar la calidad, una de sus premisas. Por ello, y por varios motivos más la empresa decidió lanzar al mercado este 100 Años Reserva Familiar Marselán 2020 (con crianza de 10 meses en barricas) un tinto que llega para complementar la diversa oferta de la que hablábamos.

A la vista...

Se trata de un vino de subido color rojo intenso, reflejos violáceos que denotan su aún juventud, y que con solo apreciarlo nos habla a las claras de sus bríos y potencial. Algo que solo será demostrado con el pasar del tiempo que, sin lugar a dudas nos dará la razón.

En la nariz...

Muestra notas florales, de frutas rojas y negras silvestres, donde las moras y frambuesas se destacan por sobre las ciruelas maduras (también presentes) y las especias que complementan y vienen a dejar al vino más complejo y seductor en la etapa olfativa. Sutiles toques con perfume a eucaliptus aparecen en la copa.

Y es en la boca...

Donde se muestra jugoso, de muy buena carnosidad (sin llegar a ser pesado o tánico) luciendo toda la fruta encontrada en nariz, y sumando notas de té negro y sutil chocolate amargo. De volumen medio-alto que llena sin avasallar, taninos presentes y que le auguran longevidad. Luce acidez balanceada y grato final en el paladar.

Su lugar en la mesa...

Está al lado de platos donde las especias no se esconden, como por ejemplo un curry de pollo o un shawarma con carne de cordero, además de preparaciones típicas de la cocina rioplatense, tal el caso de una carne vacuna (por ejemplo pulpón de vacío) al horno acompañado de papas y boniatos, o unos ricos tallarines caseros con estofado de carne y chorizos.

El camino fue trazado, y este vino pensado para ser disfrutado desde ahora, y también para ir acompañando su crecimiento durante los próximos años, ya que de seguro tendrá una evolución muy positiva.


Mayor información sobre Bodega Giménez Méndez en www.gimenezmendez.com


Texto: Sommelier Daniel Arraspide