Licorerías de Montevideo, entre vinos importados y nacionales
Cada quien - la mayoría - maneja y gerencia su negocio como le plazca, o le convenga. Otros - los menos - lo hacen convencidos de que optar por lo nuestro (léase lo nacional) es la mejor opción, así inclusive los márgenes de utilidades no sean tan atractivos. Son héroes o suicidas de su propio bolsillo?
En charla con el dueño de una licorería en Montevideo, este me comentaba: "Si quieres optar por un camino fácil, vendes importados - que se consiguen en todos lados - pero si quieres destacarte, tienes que laburar un poquito más y buscar productos exclusivos de los que elaboran las bodegas uruguayas"
Momentos especialmente difíciles para la economía, notablemente afectada por la pandemia del Covid-19, en los que el sector vitivinícola nacional no está por fuera, son momentos que a su vez imponen ser creativos, ofreciendo algo que no sea más de lo mismo. Algo que se viene reflejando en los últimos meses, con vinos que varias bodegas uruguayas han puesto en el mercado (particularmente en pequeñas superficies) y que fruto de una gran vendimia - como fue la del 2020 - lucen como vinos que se saben diferenciar de los demás.
Ahora, en qué lugares se encuentran dichos vinos? En supermercados? Raramente se les suele encontrar allí, salvo alguna excepción. Sabido es que las licorerías y vinerías, no tienen la afluencia de público que tiene una gran superficie. En su mayoría son comercios pequeños, atendidos por sus propios dueños, donde la confianza que el cliente deposita en este, suele ser muy valorada y se expresa por el lado de la recomendación dada de un "x" producto por el propietario del comercio.
Saber aprovechar y revalorizar esa confianza del cliente, depende del comerciante que, tendrá que optar entre vender lo mismo que venden todos y en cualquier lugar, a vender productos diferenciados, de esos que por volumen de producción, por ser menos marketineros, por carecer de publicidad, por logística de entregas del productor, y varios otros motivos más, solo llega a lugares del rubro, que gustan de ofrecer esos vinos, licores, cervezas artesanales, etc., etc.
Por poner un ejemplo: un vino chileno barato producido en millones y millones de litros, y por consiguiente en mayor número de botellas (que no decimos, no esté correcto como producto masivo) se puede comprar en cualquier lugar como si se tratara de comprar Coca Cola.
Un vino del que se elaboran por vendimia (o en vendimias especiales) volúmenes de 600, 1.000 o inclusive 5.000 ltrs. No se podrá encontrar en todo lugar, por la simple razón de que se trata de un producto de edición limitada, o de mínima intervención, o de autor, o vino de garaje (por darle una categoría a algunos de ellos)
Cabe a cada uno enfocarse en lo que más le interese, en querer vender lo que se fácil y a veces barato, o vender lo más exclusivo, diferente y que tal vez cueste unos pesos más (o no) y que venga acompañado de una linda historia de quien lo produjo, de una familia que hay por detrás, de alguien que la está luchando día a día, de una pequeña empresa que le pone no solo trabajo, sino un buen componente de pasión y amor a lo que hace.
En fin, esto no se trata de dar cátedra, tampoco de ser un salvaguardista de la industria nacional poniéndose en contra de los vinos extranjeros y de quien los importa a Uruguay, ni tampoco de pegarle a nadie - diciendo esto está bien o está mal - se trata de pensar con la cabeza, pero también un poquito con el corazón, de aprender a defender lo nuestro, y de saber decirle a quien asevera que "lo importado es mejor", que se está equivocando y olvidando - así sea inconscientemente y sin quererlo - de la industria nacional, que da trabajo a muchas familias.
En fin, que cada uno saque sus propias conclusiones. Pero yo, ya las saqué: viva el vino, y si es de Uruguay, mejor!
Texto: Sommelier Daniel Arraspide