Una experiencia SALVAJE

05.01.2021

2020 pasó como un "año complicado" para muchos; para otros tal vez no tanto. 2021 comenzó cargado de esperanzas, aunque - en lo personal - ya desde el primer día nos haya golpeado muy duro. Dicen que el tiempo ayuda a curar las heridas del corazón, seguramente así sea. Pero nosotros creemos que el vino puede ayudar en ese cometido.... no cualquier vino, sino uno elaborado con determinación, con convicción, con carácter, y con amor por lo que se hace, claro está, sin dejar de lado el saber hacer del enólogo, aplicando los conocimientos de esa ciencia que es la enología. El domingo 2 de enero probamos SALVAJE, un vino especial, bebido en un momento también especial....

Lo primero que debemos decir es que este vino nos pareció raro. Tan raro como este pasado domingo en que, la ausencia - inesperada, que te deja en shock - de una madre que parte sin aviso, puede generar. Dicho esto, vale aclarar que raro no es sinónimo de un mal vino, sino de justamente eso: raro, algo que el diccionario define "que es poco común o frecuente".

Fruto de un cuidado trabajo durante muchos años, en los que se aplica la cultura orgánica (y en algunos casos la biodinámica) los viñedos localizados en el Valle de Casablanca (Chile) cultivados por Emiliana Viñedos Orgánicos, rinden vinos especiales, y algunos, como decíamos, raros, como en el caso del Salvaje 2017, que degustamos.

De color rojo violáceo muy profundo, levemente opaco (no se le practica filtrado, algo que se aprecia además al servir lo último de la botella, con aparición de cristales tartáricos que precipitan en el cáliz) es un tinto de corte integrado por 95 % de Syrah, y un 5 % de Roussanne, dos variedades viníferas tradicionales en la región francesa del Ródano.

Sus perfumes intensos y terrosos (al principio) dan luego (de bastante aireación en la copa) paso a lo frutal y a las especias. Rosas rojas, flores como las violetas, pimienta negra, hojas de laurel, y hasta un sutil cardamomo aparecen con cada giro circular del cáliz. Estamos delante de un vino diferente, que no contiene agregado de sulfitos, y en la nariz eso se percibe.

En la etapa gustativa se muestra también raro, con frutas no tan habituales, pero que también deja ver los arándanos maduros, los membrillos en almíbar, y esa nota eucaliptada que le suma complejidad.

En lo táctil presenta taninos no tan dóciles, pues se nota la intensa extracción durante la maceración, aunque no se lo puede catalogar de vino tánico, ello sería tan injusto como algunos momentos de la vida que nos toca atravesar. Final con acidez equilibrada, y largo recuerdo final. Excelente potencial de guarda. Cada quien le busque un maridaje, el nuestro fue más espiritual que material.

Bendito sea el vino, fruto de la tierra. Recordando que de la tierra venimos, y a la tierra vamos.


Mayor información sobre Emiliana Viñedos Orgánicos en www.emiliana.cl


Texto: Sommelier Daniel Arraspide