Viaje al Mundo del Vino en 8 botellas

03.04.2020

Norte de Uruguay, Brasil, Argentina, Chile, Portugal, País Vasco, Francia, y de regreso: Sur de Uruguay. Un viaje de 8 vinos, con 8 paisajes vitivinícolas impactantes, durante 8 días, y resumido en 8 platos que armonizaron esta gran aventura. Quieres viajar con nosotros?

Días complicados requieren de cierta inventiva, de buscar actividades en las que mantenerse ocupado mientras nos cuidamos, mientras nos quedamos en casa. Para quienes estábamos acostumbrados a hacer kilómetros, a aprovechar las millas, a salir de viaje invirtiendo tiempo y dinero en conocer el mundo, se nos hace más difícil aún estar quietos. Pero en fin, hay que focalizar las energías reconvirtiendo ese tiempo en otra actividad, por ejemplo en desempolvar algunas botellas que teníamos escondidas o medio olvidadas en nuestra cava personal. Botellas de esas que normalmente vuelven con nosotros dentro de una maleta a la vuelta de un viaje, y que si no consumimos de inmediato, van quedando estibadas hasta que encontremos "alguna ocasión especial" para abrirlas.

En lo que nos es personal, hace más o menos 25 años que durante Semana Santa (o "de turismo" si lo prefieren) que no nos quedábamos en casa. Siempre destinábamos esa semana a algo programado con bastante anterioridad, a alguna región vitivinícola, para conocer qué es lo que se hace dentro o fuera de fronteras uruguayas, donde productores serios y apasionados elaboran este alimento que nutre el cuerpo y también el alma, trayéndonos tan buenos momentos.

Este 2020 no saldremos de casa, nos cuidaremos entre todos, haremos vida de familia de manera más directa, pues es tiempo de quedarnos, de aplicar más que nunca el sentido común. Pero ello no es impedimento para viajar virtualmente, para recordar aquellos paisajes, y claro, por qué no, para consumir esos vinos especiales que por un motivo u otro, nos ponen más felices.

Pero no se apene, si sus vinos no son los mismos que estos que le comentaremos, seguro encontrará otros tan buenos o mejores, que le traerán excelentes recuerdos y anécdotas de sus viajes. Busque sus propias botellas, descórchelas, disfrute del vino, y viaje a través de ellos, que eso, eso es lo más importante!


De nuestra casa en Montevideo a la zona suburbana de Rivera, en un viaje de 512 kilómetros, hasta llegar bien a la frontera con Brasil, un Domingo de Ramos para disfrutar del Synergía co-fermentado Blend 2018 by Viñas del 636 (Cerro Chapeu, Rivera, Uruguay) un estupendo y diferenciado vino elaborado con Tannat, Merlot y Cabernet Sauvignon que el enólogo Thiago Gutiérrez fermentó en conjunto, fruto de una vendimia excepcional como fue la del 2018. 

Un corderito en cruz - a pocos metros de un marco de frontera que indica el límite geográfico entre ambos países - asado lentamente a las brasas, le hace fiel compañía a este tinto denso, de mucha fruta, carnoso y jugoso a la vez, mientas nuestros ojos contemplan un paisaje de leves ondulaciones con varios cerros en los alrededores que parecieran traernos sensación de paz y tranquilidad.


Avanzamos 535 kilómetros más y nos adentramos en territorio riograndense, hasta llegar a un lugar con uno de los paisajes vitivinícolas más hermosos del Sur brasileño, es Lunes, y nuestra copa está cargada con un Pinot Noir Rosé Extra Brut 2014 by Estrelas do Brasil (Faria Lemos, Serra Gaúcha, Rio Grande do Sul, Brasil) que con finísimas burbujas, un color piel de durazno bien clarita, y aromas que recuerdan con sutileza al membrillo y a la cáscara de la naranja confitada, nos invita de inmediato a probarlo, y - ni lentos, ni perezosos - no nos podemos resistir y bebemos un trago. 

Mientras tanto el dueño de casa (Irineo Dall'Agnol) junto a su socio (el enólogo Alejandro Cardozo) preparan unos canapés de salmón ahumado. Estamos cerquita de las nubes, a más de 700 metros sobre el nivel del mar, apreciando una panorámica de viñedos en un valle que parece un colchón de retazos. Qué más podemos pedir?


Es Martes, nuestro vuelo parte del Aeropuerto de Porto Alegre con destino a El Plumerillo. Aterrizamos en hora - cerca del mediodía - y luego de recoger el auto de alquiler, nos propusimos ir a probar alguna de las especialidades del amigo Jaime Baeza (que con solo pensarlo, hacía remover los jugos gástricos) Primero la Ruta 40 en dirección Sur, luego la Internacional Nº 7 hacia el Oeste, y luego a mano izquierda en Camino Bajo Las Cumbres para llegar al establecimiento gastronómico en cuestión. Abrazos de rigor, y una vez acomodados en la mesa, Jaime nos pregunta: conocen el Dieter Meyer Puro Malbec Grape Selectión 2016? by Ojo de Agua (Agrelo, Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina). Un rotundo "NO", fue la respuesta que casi decía a gritos LO QUEREMOS PROBAR. 

Casi negro, denso, con perfume de frutas rojas silvestres bien maduras, higos en almíbar, especias y caramelo, con taninos presentes y sedosos, pedían algo sustancioso: primero empanadas de carne cortada a cuchillo, y luego un soberbio solomillo de cerdo con aceite de tomates secos, castañas de cajú y almendras. Lo difícil fue pararse, dejar la mesa, e irnos, sin olvidar además el paisaje cordillerano.


Promediando la semana, el Miércoles, un vuelo de una hora escasa nos cruzó al Oeste de la Cordillera de Los Andes, aterrizando en Aeropuerto Internacional de Santiago, de donde partimos hacia un encuentro marcado con el Enólogo Pablo Aguilera, con quien degustamos el Liguai Blend 2014 by Viña Pérez Cruz (Paine, Maipo Andes, Región Metropolitana de Santiago, Chile) Recorriendo la viña, en el terreno se observa un suelo muy pedregoso de origen aluvional, muy cerquita de la montaña y a poquísima distancia del Cajón del Maipo, con un paisaje árido que se entremezcla con paños de viñedos, cultivos de frutales, vegetación y reservas de agua que imprimen vida al paisaje. 

Servido en una gran copa, de coloración rojo rubí intenso muy brillante, con perfume de fruta roja en perfecta madurez, muy especiado y mineral a la vez, nos deparamos con un tinto contundente y elegante, que a cada aireación muestra más y más capas. En boca es aterciopelado y carnoso, con excelente fruta y una nota de pimiento ahumado que lo hace más interesante todavía. Acidez bien larga que armoniza de maravillas con nuestro plato de pastel de choclo relleno de carne con pasas.


Nos propusimos cruzar el Atlántico, y el mismo miércoles en la tarde partimos con rumbo a Portugal, a donde llegamos el Jueves - previa conexión en Barajas (Madrid) al Aeropuerto de Porto (Oporto si lo prefieren) sobre las 11 horas. De allí, un viaje en automóvil de 123 kilómetros que recorrimos en 1 hora y 20 minutos nos llevó por la soberbia Autopista A4 hasta Cambres (frente a Régua, al otro lado del Río Douro), donde una vez hospedados en el precioso Wine House, nos dispusimos a almorzar y disfrutar de un Pacheca Superior Red 2017 DOC Douro by Quinta da Pacheca (Lamego, Douro, Portugal) obra de la simpatiquísima Enóloga Maria Serpa Pimentel. 

Una gran (en el más amplio sentido de la palabra) paleta de cabrito asado, acompañado con vegetales cultivados en la huerta, ofició de compañía de aquel gran tinto corpulento, blend de variedades típicas cultivadas en la región; a saber: Touriga Franca, Tinta Roriz, y Touriga Nacional, de viñedos con alrededor de 40 años. 

Rubí intenso y joven, con potentes notas aromáticas de frutas negras, ciruelas, balanceadas con notas de chocolate y roble, que en boca se manifiesta musculoso, con taninos presentes y redondos, con un largo final que barre la gordura de la carne del cabrito, dejando un grato recuerdo mientras desde una ventana del restó se contempla - a tan solo algunos cientos de metros - el caudaloso Douro y la ciudad de Peso da Régua al fondo.


Luego de desayunar, el feriado del Viernes Santo partimos temprano con rumbo Este hacia territorio español. Nuestro destino final? El Hotel Gran Bilbao, en la ciudad homónima, que distaba unas seis horas (647 kilómetros) del punto de partida. A las 14:30 hs. ya habíamos hecho el check-in y almorzado unos pintxos de jamón ibérico, así que estábamos súper bien de tiempo para llegar a las 15 hs. a nuestra cita con el Enólogo José Ramón Calvo Valpuesta "Joserra" en la bodega Gorka Isagirre para degustar (entre otras etiquetas) el Txakoli 42 by Eneko Atxa 2015 (Larrabetzúa, Bizkaia, Euskadi) Durante los 18 kilómetros que separaban nuestro hotel (localizado frente a la margen derecha de la Ría de Bilbao) hasta la bodega, se apreciaba un verde del paisaje que impactaba, y llamaba la atención la prácticamente ausencia de banderas de España cuando, atravesando poblados, sí abundaba la presencia de la Ikurriña con su rojo, verde, y blanco. 

Una vez en la bodega, y posterior al recorrido por el viñedo de Hondarrabi Zuri Zerratia, junto a Joserra, degustamos el Txakoli en cuestión, seleccionado entre 9.150 etiquetas de 46 países productores, como "Mejor Vino Blanco del Mundo" en el Concurso Mundial de Bruselas edición 2019. 

Amarillo dorado, con aroma a frutas como el damasco y cítricos como el pomelo rosado, a los que se suman sutiles especias de la madera donde fermenta, que en boca se muestra gordo, láctico, intenso y de muy buena acidez, que luego volvimos a degustar esa misma noche con un estupendo bacalao a las brasas.


Nuestra último día de este breve pasaje por el Viejo Mundo culminaba el Sábado en pleno Ensanche de Bilbao degustando el Ixilune 2016 by Imanol Garay (Jurançon, Pirineos Atlánticos, Nueva Aquitania, Francia) en un lindo winebar de nombre Cork en pleno Barrio de Indautxu de la capital vizcaína. Queso Idiazabal, pintxos de txangurro, y una tortilla de patatas con cebolla, recomendados por Jonathan Hernando, propietario de Cork (galardonado como Mejor Sommelier de Euskadi en el año 2011) le hacen compañía a este bello vino blanco francés del que seguramente no nos olvidaremos tan fácilmente. 

Elaborado a escala limitada por el Ingeniero Químico Imanol Garay (un vasco que irrumpió en el mundo de la elaboración del vino hace menos de una década) esta joya compuesta por un assemblage de 85% Petit Courbu de viñedo viejo, con orientación norte en la ciudad de Aydie, proveniente de una parcela que tiene suelo "gravettes" (piedra angulosa que proviene de la congelación del suelo durante los períodos glaciales) y 15% Petit Manseng sobre guijarros expuestos al sur de la ciudad de Soublecause. 

Vino de color amarillo dorado, con aromas que recuerdan a las frutas como la manzana ácida, la ciruela amarilla, y las especias del pastel de manzana, de boca amplia debido a su crianza sobre lías (que son mantenidas en movimiento durante 6 meses) y con una acidez de esas que se manifiesta por el lado mineral, larga y duradera.


Aterrizando en el Aeropuerto de Carrasco, el Domingo de Pascua ya estábamos de vuelta en "el paisito". Abrazos de por medio - luego de no vernos con los chicos por algo más de una semana - y habiendo sido avisados que "del almuerzo ya nos encargamos", muy grata fue la sorpresa cuando al llegar en nuestro apartamento, encima de la mesa del comedor nos esperaba una botella de Pisano RPF Tannat 2014 by Bodega Pisano (Progreso, Canelones, Uruguay) para ser descorchada y acompañar los canelones de verdura con salsa blanca y fileto (comprados en la fábrica de pasta del barrio) Quién se podía resistir a aquella tentadora armonización propuesta por dos jóvenes que, sin saber de vinos, vienen mamando desde hace casi dos décadas mucho de esa cultura eno-gastronómica practicada a diario en casa por sus padres. La ceremonia sugería la utilización del decanter, y ya acomodados entorno a la mesa, estirar la mano hasta el cristalero repleto de copas y otros accesorios vínicos no consistía de mucho esfuerzo. 

Mientras Marcos se encargaba de verter el líquido elemento en el recipiente, ante mi advertencia de "hacelo más lento, por si tuviera poso", el rojo intenso de ese Tannat que parecía no presentar casi evolución en su color, me hacía volar hasta la Viña Barrancal en Progreso, lugar en donde se cultivan las uvas que dan origen a este tinto al que los Pisano le ponen tanto empeño. Luego de algunos minutos en el decanter, en las copas el vino nos regalaba aromas de fruta roja madura, algo de sutil cuero, y muchas especias. El maridaje con aquellos canelones era sensacional, y mejor aún el poder compartir en familia aquella mesa, aquel momento, valorando que todos estábamos bien, y juntos de nuevo.


Nota del editor: todos estos lugares fueron visitados personalmente, los vinos y platos descriptos fueron degustados. Los tiempos han sido adaptados al espacio de una semana, algo que si bien es viable, implicaría estar viajando de manera real muchas horas por día, haciéndose más ameno de forma virtual.


Texto: Sommelier Daniel Arraspide