Un rosado elegante, fresco, con todo el potencial del Pinot Noir serrano y la marcada influencia marítima que lo hace diferente. De color delicado asalmonado y reflejos brillantes - muy bien trabajado desde lo enológico, ya que se trata de un vino sin filtrar - en el que perduran los fragantes perfumes varietales, exhibiendo aromas a cerezas en su punto justo de madurez, durazno pelón y pétalos de rosas blancas. De entrada sumamente fresca en boca, invitando de inmediato a un segundo trago, es un vino que se puede tornar adictivo si se sabe apreciar lo bueno y delicado. Su lugar en la mesa va por el lado de una gran diversidad donde quesos de pasta blanda y semi-blanda son ideales, además de los pescados, mariscos, pastas secas con salsas sutiles, y ensaladas que contengan ingredientes frescos. Para beber disfrutándolo en el entorno de los 8 - 10 grados.